Avance de lo que pasará el martes 17 de septiembre en el capítulo 145 de “Sueños de libertad”

En el dispensario, Begoña anuncia a Luz que Jesús le ha prohibido todo contacto con Julia y se queja de la insoportable actitud de su marido. Sin mencionar a Valentín, la enfermera asegura que la única solución para aplacar sus arranques violentos es administrarle tranquilizantes sin que él lo sepa. Su amiga accede y le proporciona los medicamentos…

En la cocina, Luis y Joaquín reconocen que a su madre y su tío se les ve enamoradísimos, aunque prefieren no imaginarse cómo será eso de ser hermanastros de Jesús. Gema asegura que su situación, lejos de ir a peor, podría cambiar e incluso mejorar en cuestiones económicas y laborales con su suegra como consorte de Damián.

Entretanto, Marta acompaña a Jaime en el mirador y ambos se emocionan recordando el pasado. En esas, ella le comunica que ha llegado un paquete enorme de un tal doctor García y el médico le ruega que se lo entregue a Luz cuando él ya no esté…

En la mansión, Damián abronca a Jesús por su infantil comportamiento durante el almuerzo en el que pidió matrimonio a Digna. Su primogénito le advierte de que su tía, metida en casa, podría descubrir muchas cosas que los pondría en peligro. No obstante, el patriarca es claro: si no la trata con respeto, le hará daño donde más le duela…

Por su parte, Gema vuelve a avisar a María de que Jaime, en las últimas, podría irse de la lengua y revelar lo de su falso embarazo. Su amiga reitera a la sirvienta que su cuñado no destapará nada porque aún tiene mucho que callar.

En la fábrica, Claudia comenta a Carmen su preocupación por Mateo, al que le ha tocado ser misionero en Rodesia del Sur, con lo lejos que queda eso en el mapa. La sevillana le insta a dejar de pensar en el cura y centrarse en su bebé, pero ella no parece muy convencida.

En las dependencias de los Merino, Isidro brinda con Digna mientras trata de disimular su tristeza por perder para siempre a la cocinera, que considera al chófer un apoyo fundamental en su idilio con Damián. Más tarde, Gema regala a su suegra un broche de su madre para que lo luzca en la boda, mostrando que siente verdadera devoción por ella.

Y en la capilla, Digna se dirige a Catalina para que le otorgue su permiso para casarse con su viudo. La matriarca de los Merino jura a su difunta hermana que Damián y ella se aman y que lo suyo ha sido algo inevitable que ha ido surgiendo con el roce. De repente, llega Luis y su madre afirma que ya solo le queda perdonar a Gervasio.

A todo esto, Begoña pone en el whisky de Jesús los somníferos que le dio Luz, con tan mala suerte que se le cae el frasco al suelo. En paralelo, su esposo habla con Julia en el vestíbulo y, al escuchar el ruido, encuentra a su mujer teléfono en mano conversando con la niña en el despacho. Él se sirve una copa y ofrece otra a ella, que opta por licor de hierbas…

En la cantina, Mateo se acerca a Claudia en son de paz y ésta le exige que se siente en otra mesa, pues no tiene nada que charlar con él. Después, la de Don Benito recula y confiesa al sacerdote que no quiere que se marche. Finalmente, los dos se reconcilian por su última discusión, aunque se ve a la legua que eso a ella no le basta…

En plena noche, Mario se presenta en casa de Digna para devolverle una foto que cree que querrá conservar. El topógrafo le desvela que pertenece al día en que Gervasio antepuso acompañar a Joaquín a una competición deportiva a la firma definitiva para la construcción del balneario. Ella agradece a Garcés su sinceridad y rompe a llorar.

Y Jesús, tras beberse el vaso de whisky entero, se halla profundamente dormido en el sofá. Begoña se sienta a su lado y comienza a hacerle preguntas sobre Valentín y Clotilde. Cuando le cuestiona dónde enterró a su primo, su marido balbucea que en el camino de La Sagra…